Concepto de amplio espectro que aparece a lo largo de la historia. Generalmente su auge coincide con momentos críticos tales como postguerras, crisis económicas, dictaduras, etc. Los artistas adscritos a esta tendencia crean obras de denuncia que son más cercanas para el público al que van dirigidas. No dudan en manifestar su compromiso con los valores oprimidos y su lucha contra los agentes represores de la sociedad. El ser humano es la medida que los artistas toman para acercarse a los problemas del mundo.
El Realismo Social conoce en España un nuevo ímpetu durante la postguerra, principalmente en la novela y el teatro. También las artes plásticas se ven afectadas por este Realismo. Así, a finales de los años cincuenta (1956) tiene lugar una exposición en la Galería Alfil de Madrid en la que participan tres artistas; Ruiz Pernias, Pascual Palacios Tardez y José Ortega.
Las obras presentadas hablan del dolor humano, de la miseria de la vida, de la desesperanza, del drama de una guerra que ha dejado el campo arrasado. Es una pintura del hombre, para el hombre y desde el hombre. Los lenguajes plásticos que se utilizan no tienen que ver con una captación fidedigna de la realidad. Son pinturas que tienen una visión expresionista, que incluso se vieron influenciadas por los nuevos lenguajes plásticos instaurados por Picasso. Agrupaciones como Estampa Popular y Estampa Popular de Valencia, aun agrupando artistas de la más variada procedencia, seguieron esta tónica del Realismo Social.
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